Entrar al ámbito de los números y las estadísticas es
en harto problemático. Sin embargo, también puede ayudarnos a percibir
realidades escondidas de nuestra memoria y por ende de nuestra conciencia.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas personas vivían en América antes de la
invasión europea. Voy a tomar algunos de los datos de las corrientes “bajistas”
para imaginarnos el peor de los escenarios posibles. Hay quienes sostienen que
antes de 1492 éramos aproximadamente unos 20 millones de habitantes. Otros son
más optimistas y multiplican este número hasta por cinco veces más.
Durante la ocupación de nuestro territorio hubieron
guerras y masacres que mermaron la población, pero el gran asesino no fue la
pólvora ni las bayonetas de los españoles, sino sus miasmas. Las epidemias
atacaron y literalmente casi exterminan a nuestra gente. Los datos más
aterradores hablan de hasta un 80% de decesos a causa de epidemias de gripe y
viruela a lo largo del siglo XVI y XVII. En cuyo caso sobrevivieron más o menos
unos 4,5 millones de indígenas. Para el siglo XVIII hubo una recuperación y
Rosenblat calcula que llegaron a 9 millones.
Por el otro lado los españoles no eran muchos. Al
parecer en los tres siglos que duró la colonia arribaron a nuestras tierras
unos 750.000 gachupines. Un número insignificante en comparación a los millones
de “indios” que convivían con ellos. Pero hay otro dato que siempre olvidamos y
es la población africana. Ellos fueron arrancados de su tierra para venir a
vivir entre nosotros como esclavos. Se calcula que España y Brasil son
responsables de 2,4 millones de “negros” secuestrados. De ese total unos
600.000 terminaron en las colonias españolas.
Jonh Fisher recogió muchos de esos cálculos y estudios
demográficos, consiguiendo hacer un balance del crecimiento de la población
entre 1700 y 1800 en Hispanoamérica. Los resultados son divinamente
provocadores. Dice que en 1700 había: 700.000 españoles (incluidos los criollos);
9.000.000 de indios; 500.000 negros; 40.000 mestizos y
60.000 mulatos. En 1800 la relación es la siguiente: 3.276.000 españoles;
7.530.000 indios; 776.000 negros y 5.328.000 mestizos y mulatos.
¿Cómo es posible que 100.000 mestizos y mulatos se
conviertan en 5,3 millones en 100 años? Como ya lo hemos explicado, en los
hechos “mestizo” no es una condición étnica sino una condición socio-económica.
Describía el lugar donde uno vivía, el oficio que ejercía y los derechos y
obligaciones que le otorgaba su casta. Ahora, para hacer las cosas aún más
dolorosas para algunos, resulta que después de la independencia los criollos
expulsaron a una gran cantidad de españoles devolviéndolos a la península. Se
cree que salieron al menos un tercio del total de su población. Eso quiere
decir que al comienzo de la República los españoles-criollos no superaban el
15% de los habitantes.
Para quienes están preocupados por el CENSO, el famoso
62% y la opción “mestizo”, valdría la pena mirar un poquito más atrás de
nuestro espejo y más arriba de nuestro ombligo. No falta quien afirma que este
gobierno quiere volvernos un país de indios. La realidad es que, nos guste o no, somos hijos de nuestro pasado. En efecto, podría incluirse la mentada opción: "¿usted
se considera mestizo?", pero eso realmente no cambiará los hechos. No
olvidemos que detrás de esa palabra sigue actuando la magia perversa de la
Colonia. Ese hechizo que nos obliga a negar nuestro nombre para seguir viviendo
en el limbo de los absurdos.