El Inca Tupac Yupanqui y el Presidente Evo

Las culturas de Tierras Altas y las de Tierras Bajas son profundamente distintas. En los Andes las condiciones ecológicas permitieron el desarrollo de una agricultura altamente productiva gracias a los enclaves en los valles. Esto permitió el nacimiento de reinos y el más importante de todos fue Tiawanacu, que llegó a constituirse en un gran Impero. Allí se fueron cultivando las bases de la cultura andina y sus formas de vida. Mas tarde los reinos Collas y el Imperio Inca llevarían esas expresiones culturales a su plenitud.

En las Tierras Bajas la vida tomó otras rutas. Los pueblos y culturas se organizaron con el ritmo de la selva. Se trata de un continuo caminar, sea para atrapar las presas o para buscar nuevos suelos para cultivar; el hombre amazónico comprende a su hogar como la unidad de la tierra y el territorio. Ese constante peregrinar evitó la constitución de algún reino o señorío predominante; sin embargo, eso mismo contribuyó al nacimiento de cientos de culturas y lenguas distintas. Se cree que antes de la llegada de los españoles y portugueses al Amazonas, habían más de 3000 culturas diferentes, con una cantidad de idiomas sorprendente. Algunos de estos idiomas son un verdadero misterio, pues no pertenecen a ninguno de los grandes troncos lingüísticos de la región; el chimán es uno de ellos

En el pasado los pueblos de Tierras Altas y Tierras Bajas se mantuvieron separados por la frontera ecológica, pero tuvieron una historia compartida. Algunos especialistas creen que el origen de los pueblos andinos está en el Amazonas. Pueblos migrantes que poco a poco subieron alturas mayores. Con el tiempo los encuentros interétnicos fueron auspiciados por el intercambio de productos o por la guerra. Se sabe que hubieron constantes intentos por parte de los Incas de integrar la selva a su Imperio; pero también se conoce de las duras batallas que ofrecía el pueblo guaraní, sea para defender su territorio o para avanzar sobre territorio Inca.

Fue el Inca Túpac Yupanqui quien se lanzó sobre el oriente y su meta era alcanzar la provincia de los Mojo, actual departamento del Beni. Pero como es sabido, la modalidad de conquista inca no estaba basada en la anexión de territorios, sino en la incorporación de las comunidades locales bajo el gobierno centralista del Cusco, para hacerlos sus tributarios. En respuesta, la estrategia de la mayoría de los pueblos amazónicos, a los que los incas llamaban genéricamente de chunchos, fue abandonar sus aldeas para internarse monte adentro. Por tanto la tal conquista fracasó rotundamente, sin embargo el proceso subsiguiente al encuentro entre ambas culturas hizo que los Incas tengan que adaptarse a las formas y lógicas de interrelación propuestas desde las sociedades amazónicas.


Curiosamente hoy estamos delante un escenario muy parecido al de ese pasado ya tan remoto. El presidente Evo ha dicho que va construir una carretera en medio del TIPNIS “quieran o no quieran”. En el conflicto las variables son muchas. Todo el mundo sabe que la carretera es necesaria, pero ¿es necesario que pase destruyendo la casa de los chimanes, yuracares y moxeños? También están los cocaleros del chapare, quienes han ido continuamente violando la frontera, para expandir sus cultivos. Con ellos no sólo viene la coca, también viene el modelo cultural andino, que no sabe usar de la selva y la devasta. Los llamados “colonizadores” nunca tuvieron mejor puesto el nombre. Asimismo, no podemos olvidar a los “oenegeros” a quienes se les achacan el estar soliviantando a las comunidades en contra del “desarrollo”.

Aún no sabemos que pasará, pero ¿cómo es el tiempo y la vida de burlona! Nuestro gobierno indígena se enfrenta contra los indígenas so pretexto del “desarrollo”. El punto es que hay distintas maneras de comprender la misma palabra. Es muy probable que veamos reeditada la Marcha Indígena del Oriente, la expresión más poderosa de defensa, unidad y dignidad de los pueblos de Tierras Bajas.


El Mundo, 19 de julio 2011