Harvard y el fin del mundo

El mundo gira con la sólita parsimonia de un astro en sus millones de millones de años dando vueltas alrededor de su sol; vueltas y vueltas en las vueltas que hace nuestro sistema y éste en la galaxia y la galaxia expandiéndose con el universo. Cuánta vida se ha sucedido una tras otra, hasta el momento en que vivimos; diminuto fragmento apenas recordado por nosotros, pero memoria indiscreta para los que vendrán. Todos los tiempos han sido maravillosos, pero cada época confía ser siempre la más perfecta. Historia de ciclos que se estiran como resortes, caminos con cruces que nos interrogan siempre por un nuevo destino. Mirando con atención el presente, definitivamente, los días que nos tocan son una de aquellas encrucijadas que van a definir las décadas venideras y prepararán, para los libros de las crónicas, desenlaces inesperados. Con tantas cosas sucediendo, comienzo a tener la esperanza de que realmente el 2012 será el fin de mundo. Un final del mundo, que como los propios mayas entienden, significa el cierre de un ciclo para dar inicio a uno nuevo.

En Harvard, una de las más prestigiosas universidades de EEUU y el mundo, un grupo de estudiantes decidió dejar plantado a su teacher de economía; nada más y nada menos que a Gregory Mankiw. El señor en cuestión es uno de los gurús de la economía capitalista, asesor del ex-presidente Bush y autor de los más célebres manuales de economía contemporáneos. Los alumnos que participaron del hecho son parte de un movimiento estudiantil crítico y consiente de las nefastas consecuencias del modelo económico vigente. Detrás de su queja no hay ningún discurso izquierdoso que le achaque al sistema una caracterización grotesca de su realidad. La mayoría de esos jóvenes pertenecen a las familias más pudientes y renombradas de Norte América. Muchos de ellos estudian allí para dirigir las más grandes empresas de su país, e inclusive para participar en el diseño de políticas económicas a nivel mundial.

Lamentan la falta de objetividad en el estudio de la economía y principalmente no tener la posibilidad de estudiar otros modelos. Afirman: “Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general”. Todo esto pone en riesgo su ejercicio profesional y su credibilidad delante del mundo. Al respecto sostienen que: “Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial”. La carta en la que detallan sus argumentos concluye así: “Nos estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.

Mientras tanto, en otros lugares del planeta cosas parecidas suceden. Muy cerca, en el puente de Brooklyn, los “Indignados” levantan su voz en las puertas de Wall Street. En Europa más de los mismos piden la transformación sustantiva de las cosas y un manejo de la economía capaz de tener en cuenta a la gente. En Colombia miles de jóvenes tomaron la mítica Carrera Séptima y a su llegada a la plaza Bolívar consiguieron que el presidente Santos cancele el tratamiento de la polémica ley 30. En Chile, legiones de estudiantes, comandados por la carismática Camila Vallejo, también exigen educación de calidad y gratuita por parte del Estado. Todo lo que sucede puede ser un episodio plagado de locura, romanticismo y ternura. Como el Mayo del 68, puede ser el pregón de una utopía todavía no cumplida, pero es un sueño vivo y vibrante. Las apuestas que haga la juventud hoy serán los escenarios destinados para las mujeres y los hombres del mañana. Asomémonos a la ventana de este mundo que gira y gira sin parar, ¡hay gente gritando justicia y libertad!

El Mundo, 21 de noviembre de 2011