Los
grados de sofisticación son cada vez más refinados. Esta vez no
hubo tanques, no hubo secuestro ni bombardeo, tampoco hizo falta
disparar un solo tiro. Bastó que el Congreso procese al presidente
Lugo con un juicio sumarísimo sin derecho a ningún tipo de defensa,
arrebatándole el mandato que le otorgó el pueblo paraguayo hace
poco más de cuatro años. Sin embargo, no era la primera vez que lo
habían intentado. Fueron exactamente 23 los intentos de juicio
político. Lugo había obtenido la presidencia del país, pero
realmente no tenía representatividad en el congreso. En otras
palabras el hombre gobernaba sólo contra todo el aparato político
de liberales y colorados.
Con
la resignación de haber dado toda la batalla que pudo, le ofreció a
la nación su decisión de acatar lo que el Congreso había resuelto.
No sin antes dejar en claro que lo que había sucedido era no otra
cosa que un Golpe de Estado. “No es Fernando Lugo el que recibe un
golpe, no es Fernando Lugo quien es destituido, es la historia
paraguaya la que ha sido herida profundamente”. “Se han
transgredido todas las normas de la defensa de manera alevosa y
espero que sus ejecutores tengan en cuenta la gravedad de esto”.
“Es más que un golpe de Estado al Presidente, un golpe
parlamentario con un ropaje jurídico, con una herramienta como es el
juicio político pero con motivos que no se ajustan a la verdad”.
“Esta noche salgo por la puerta más grande de la patria, por la
puerta del corazón de los compatriotas”.
Los
que motivaron el juicio son gente de una calaña bien conocida por
nosotros. Tipejos que representan a la clase política tradicional en
Latinoamérica. La misma que estuvo detrás de Stroessner durante los
35 años de su dictadura. La misma que hoy libera de impuestos a los
grandes latifundistas y los defiende de los “sin tierra”.
Precisamente el argumento que usaron aquellas ratas tenía que ver
con la resiente masacre ocurrida entre policías y campesinos por la
toma de unas tierras. Campesinos movilizados porque resulta que el
80% de la tierra cultivable está en manos del 2% de los
propietarios. Campesinos que siempre estuvieron en el corazón y la
preferencia social del presidente Lugo. Les había prometido una
reforma agraria que nunca llego, porque los mismos que lo echaron del
palacio se lo impidieron.
Es
triste lo que sucede. Es lamentable cómo se burlan de nosotros y
cómo nos restriegan en la cara los alcances de su “poder”. El
cual no está basado en el apoyo ciudadano, sino en el del quienes
manejan el capital y lo usan para gobernar en favor de sus intereses.
Lo hicieron con Zelaya en Honduras y ahora lo hacen en Paraguay. No
obstante, ahora el Continente es bien distinto al del tiempo de
Stroessner. En esa época el “plan Cóndor” era el mecanismo de
integración que EEUU había diseñado para que nuestros tiranos nos
liberen del socialismo perverso. Hoy nuestros países han construido
una relaciones renovadas basada en el apoyo mutuo y en sintonía con
el resguardo de la democracia, que tanto nos a costado a todos verla
crecer.
Veremos
pues si su ridículo monigote puede gobernar el país con las
fronteras cerradas y todos los convenios comerciales suspendidos. No
es una cuestión de ideologías o de si Lugo lo hacía mal o lo hacía
bien. Se trata de que ya no vamos a volver a permitir que nos
secuestren la voluntad del pueblo y la democracia. Tenemos que
comenzar a acostumbrarnos que manera en que se define el futuro de
nuestros gobernantes es mediante las urnas.