Re-descubriendo el Genoma

Las recientes publicaciones acerca del mapa del genoma humano abordan un verdadero universo de descubrimientos. Las tareas de investigación llevadas a cabo por los científicos e instituciones asociadas con ENCODE (Encyclopedia of DNA Elements) han cambiado literalmente la forma de comprender nuestro código genético. Se han concentrado en el 98% del genoma que aparentemente no cumplía ninguna función activa y por eso motivo era considerado “ADN basura”. Los hallazgos confirman que al menos un 80% de esas regiones del genoma se activa o desactiva controlando alguno de los millones de cambios que operan en nuestro organismo a lo largo de nuestra vida. Sólo el 2% del genoma trabaja en la producción de proteínas y ésa era la parte que más se había estudiado. Ahora bien, todo parece indicar que ese 2% está profundamente ligado al otro 80%.

Las nuevas tecnologías han hecho posible incrementar la resolución para la observación microscópica y perfeccionar las técnicas de monitoreo. Por ese motivo son enormes las expectativas que han suscitado estos avances en la comunidad científica. A ellas les debemos la oportunidad de entender mejor esas otras tareas sucediendo dentro de las células. En principio está la posibilidad de profundizar la comprensión del surgimiento de enfermedades y el modo en que se regulan algunas de nuestras funciones biológicas. Pues las diversas regiones consideradas activas en nuestro ADN no estarían apenas fabricando proteínas, prácticamente la totalidad del genoma trabaja como una red definiendo cómo, cuándo y para qué las fabrica.

En el caso de las enfermedades, los estudios anteriormente realizados del genoma ya han identificado los mecanismos que determinan nuestra herencia genética. Esas variaciones genómicas son el principio para establecer la vinculación entre las mutaciones con la respuesta o propensión de los sujetos a verse afectados por enfermedades, bacterias, virus y productos químicos. Ahora se ha logrado estudiar 147 tipos de células y a su vez los ensayos experimentales identificaron 2.890.000 regiones reguladoras de funciones en el ADN. Los nuevos datos ofrecen un enriquecimiento sustantivo en la comprensión de las enfermedades hereditarias, dado que su papel funcional en el desequilibro de la cadena no es aislado, sino puede tener asociaciones en partes de genoma que antes era considerado “basura”. Esto cambiaría radicalmente los estudios de las variantes genéticas y la relación con las enfermedades, su prevención, los tratamientos y las curas.

Los alcances son aún mayores en todo lo relacionado con los factores de transcripción humanos. Antes, básicamente podíamos distinguir las regiones de genoma como activas o inactivas. No obstante, ahora se puede hablar de distintos tipos de manifestación, en concreto se pueden hablar de tres tipos de pares de regiones. Existen regiones activas o inactivas vinculantes. Las regiones se pueden medir por el grado de su vinculación, habiendo algunas extremadamente vinculantes y otras más bien no. Finalmente tenemos módulos de regulación proximal o distal de los genes. Comprender cómo es que estas regiones se comportan y relacionan entre sí repercutirá en todo lo que sabemos de nuestra herencia. Esto quiere decir que el 99.9% del genóma que nos hace iguales a todos junto a la minúscula fracción que nos hace distintos funciona de una manera diferente en cada ser humano. Estamos avanzando de una genética general hacia una genética personalizada.