¿Qué es la navidad?

El relato del nacimiento de Jesús aparece en dos de los cuatro evangelios: en Mateo y en Lucas. En Mateo está precedido por una larguísima genealogía que vincula a Jesús con los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob; y con el linaje del rey David. Posteriormente se introduce los versículos referidos al nacimiento: “Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo”. Más tarde nos explicará el modo en que José resuelve el grave problema de ver a su esposa embarazada, la aparición de un ángel, el nacimiento en Belén como lo habían predicho los profetas; y la visita de unos magos de Oriente. A continuación se explica la actuación de Herodes, que quería matar al recién nacido, por considerarlo una amenaza para su trono. Luego María y José huirán a Egipto donde se quedarán exiliados hasta la muerte del rey. Sólo entonces volverían a su país para radicar en Nazaret.

El relato de Lucas es mucho extenso e incluye una cantidad inédita de detalles, no sólo del nacimiento de Jesús sino además de Juan el Bautista. El texto cuenta la aparición de un ángel, que le anunció a María, que sería madre del Hijo de Dios. La mujer aceptaría aquella bendición respondiendo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Entonces ella se marcharía adonde su prima Isabel, madre de Juan, para ayudarla en el parto. Después de eso volvió a casa y con su marido tuvieron que viajar a Belén, para cumplir con el censo. Es allí donde acontece el famoso episodio del pesebre (que es un cajón donde dan de comer a los animales en el establo) en el cual tuvo que nacer el niño, porque no pudieron encontrar quién los aloje. En ese mismo momento un ángel se apareció a unos pastores y les dijo: “Ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor”. Tras oírle fueron a adorar a Jesús.

Comencemos diciendo que el texto de Mateo es el más antiguo (redactado al rededor del año 60). Lucas se escribió unos 20 años después. Ambos comparten mucha información común, lo que hace pensar que Lucas tomó el texto mateano como base para el suyo. A la vez ambos textos tienen material propio desarrollado independientemente. Como podemos advertir, existen algunas similitudes pero muchísimas diferencias, y eso se debe fundamentalmente a los destinatarios del documento. En Mateo, su público eran judíos convertidos al cristianismo. Por eso se esfuerza en hacer en una genealogía que lo conecte con David y la referencia a Egipto que lo vincula con Moisés. En definitiva, el autor quiere demostrar que Jesús era en verdad el Mesías. En cambio Lucas escribe para cristianos griegos y romanos, que son del mundo pagano. Así el énfasis se pone en el hecho portentoso de que el Salvador del mundo es radicalmente distinto a todo lo que esperábamos.

Por todo esto se cree que lo que se narra no ocurrió tal y como se cuenta. Sin embargo, incluir esta historia fue para los primeros cristianos muy importante. Seguramente para judíos y paganos era absurdo que el hijo de Dios sea un don nadie. Pero lo que se quería mostrar es que el Cristo vino a este mundo a realizar la salvación desde abajo. Por ello su tarea no es otra que henchir de esperanza la vida de los pobres y revolucionar la historia. Tal como su madre María lo afirma: “Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”.