El
Pentateuco, los cinco libros más importantes de la doctrina judía,
conocida como la Torá, están contenidos en la biblia cristiana
dentro del compendio llamado Antiguo Testamento. Esos cinco libros
están atribuidos a Moisés, sin embargo fueron construidos a lo
largo de muchos siglos para explicar al pueblo judío los cimientos
de su credo, sus orígenes, su historia primitiva y su consagración
como el pueblo elegido de Dios. Los relatos incluyen hechos icónicos
de la tradición religiosa contemporánea. La creación en 7 días,
la historia de Adán y Eva, el diluvio Universal, el Éxodo desde
tierras egipcias, los Diez Mandamientos; y el nacimiento de las Doce
Tribus. Muchos pasajes de la Torá relatan precisamente los episodios
que hicieron posible la conquista de la tierra prometida por Dios y
dónde se erigió el Reino que gobernaría David y Salomón. Aunque
estamos hablando de sucesos anteriores al siglo X antes de Cristo,
sus pasajes nos recuerdan la dolorosa destrucción de Palestina el
día de hoy. Así dice la Palabra de Dios:
“Volvimos,
pues, y subimos por el camino de Basán, y Og, rey de Basán, nos
salió al encuentro con todo su pueblo para pelear en Edrei.
Pero
el
Señor
me
dijo: “No le tengas miedo, porque en tu mano yo lo he entregado a
él, y a todo su pueblo y su tierra; y harás con él tal como
hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.”
Así
que el
Señor
nuestro
Dios entregó también a Og, rey de Basán, con todo su pueblo en
nuestra mano, y los
herimos
hasta que no quedaron sobrevivientes. Y tomamos en aquel entonces
todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos […].
Las
destruimos totalmente, como hicimos con Sehón, rey de Hesbón,
exterminando
a
todos los hombres, mujeres y niños de cada ciudad; pero tomamos como
nuestro botín todos los animales y los despojos de las ciudades.
[…].
Y
en aquel tiempo yo os ordené, diciendo: “El
Señor
vuestro
Dios os ha dado esta tierra para poseerla; todos vosotros, hombres
valientes, cruzaréis armados delante de vuestros hermanos, los hijos
de Israel.
“Pero
vuestras mujeres, vuestros pequeños y vuestro ganado (yo sé que
tenéis mucho ganado), permanecerán en las ciudades que os he dado,
hasta
que el
Señor
dé
reposo a vuestros compatriotas como a vosotros, y posean ellos
también la tierra que el
Señor
vuestro
Dios les dará al otro lado del Jordán. Entonces podréis volver
cada hombre a la posesión que os he dado.”
Y
ordené a Josué en aquel tiempo, diciendo: “Tus ojos han visto
todo lo que el
Señor
vuestro
Dios ha hecho a estos dos reyes; así hará el
Señor
a
todos los reinos por los cuales vas a pasar.
“No
les temáis, porque el
Señor
vuestro
Dios es el que pelea por vosotros.”
De
esa manera el pueblo de Israel arrebató sus tierras a los pueblos
que allí vivían antes que ellos. Para masacrarles y devastar sus
heredades no usaron más pretexto que afirmar que Dios les había
entregado esa tierra y era su deber tomarla. Del mismo modo el
sionismo, que no es más que otra forma de fascismo, se adjudicó con
auspicio de las potencias occidentales la tierra del pueblo
palestino. Como si se tratase de una recreación de un tiempo
prehistórico, misiles convierten en polvo y sangre todo lo que
alcanza a su paso. Cierto profeta latinoamericano, hastiado de la
muerte y el silencio cómplice del mundo retumbó con su verdad
nuestros oídos. “El gobierno de Obama condena el terrorismo,
siempre y cuando no sea cometido por ellos mismos, por Estados Unidos
o sus aliados: Israel. Desde el fondo de mi alma y de mis viseras,
maldito seas Estado de Israel. ¡Terroristas y Asesinos!