Aguas Negras

Las informaciones referidas a la contaminación del Pilcomayo han cobrado mayor relevancia las últimas semanas. Sin embargo, lo que resuena no es la contaminación como tal, sino el hecho de que esta vez los países vecinos han manifestado su preocupación por el problema. La rotura de un dique de colas de la mina Santiago Apóstol pondría en grave riesgo la salud de la población, pues una vez que estas aguas se mezclen con las del río el daño sanitario sería inminente. Como hemos sabido, Paraguay y Argentina están haciendo estudios para evaluar las posibles consecuencias tanto para la población humana, la ganadería y la agricultura.

La frecuencia con la que una noticia vieja se convierte en titular es poco menos que alarmante, pues esto demuestra que nuestra memoria de corto plazo colectiva está completamente calcificada. El río Pilcomayo no está en riesgo de contaminación por una infortunada rotura de un dique de una mina de las muchas que se explotan en Potosí. El río Pilcomayo está contaminado desde hace siglos, por muchas minas que con la mayor desfachatez del mundo echan sus aguas de desecho al río. Esto sucede porque no hay nadie quien los controle ni fiscalice en sus responsabilidades. Como es costumbre, cuando la cosa se pone fea, allí aparece algún ministro del rubro, le pone un poco de estuco a la fractura y asunto terminado.

La Fundación Acción Cultural Loyola, institución que viene trabajando en los departamentos de Tarija, Chuquisaca y Potosí, hace casi medio siglo, ha denunciado en varias ocasiones la grave situación en la que se encuentra la cuenca hídrica. El año pasado presentaron un trabajo audivisual titulado “Contaminados”, que es el resultado de varios años de investigación y estudios sobre el agua, la tierra y la vida dependiente del Pilcomayo. La minería en Potosí es responsable, por la falta de tratamiento de sus aguas residuales, de la desaparición de la fauna acuática y terrestre, de la contaminación de los cultivos que son beneficiarios del río y de la presencia de graves enfermedades en la población. Estas dolencias van desde problemas en la piel en los niños, abortos espontáneos y malformaciones durante los embarazos, cáncer y enfermedades pulmonares en adultos.

Las raíces del problema son tan antiguas como la minería misma. Potosí se hizo célebre en el mundo entero por el cerro que hoy en día se desmorona a pedazos. El Patrimonio de la Humanidad se está cayendo, porque aunque parezca increíble se sigue explotando ininterrumpidamente desde hace cinco siglos. El cerro es un ícono de lo que sucede con la minería en Bolivia. En el principio los directos beneficiarios de las fortunas de las entrañas de la montaña fueron los monarcas de España y sus acreedores. En la República la oligarquía platera se enfrentó a la oligarquía estañífera por el monopolio del poder político en la guerra Federal. Hoy en día la nueva burguesía cooperativista ha puesto dinamita con anfo debajo de la silla del presidente, porque a Evo no me tiembla la mano para nada, excepto cuando lo encaran los panzones de guardatojo.

Este triste escenario que se ha enquistado en el “Proceso de Cambio” demuestra que no es suficiente un discurso convincente sobre el respeto de la Madre Tierra, sino es menester transformar radicalmente modos de producción y explotación de los recursos. No está en juego únicamente el poder, sino la vida de gente que también quiere ser feliz.