El Mundo repetido

Históricamente los seres humanos se han juntado para sobrevivir. La premisa de los primeros grupos sociales fue asociarse para defenderse o incrementar la obtención de recursos. A pesar de miles de años de evolución, progreso y desarrollo tecnológico, los argumentos por los que la gente se mata entre sí son básicamente los mismos. Antes de la aparición de la agricultura los grupos humanos se dislocaban estacionalmente en busca de comida y abrigo. La itinerancia era mucho más que una forma de vida, los grupos humanos establecían un vínculo muy profundo con un territorio amplio y diverso. La conciencia y el concepto de propiedad proviene de ese vínculo. Los grupos humanos se entrenan en el dominio de los ciclos naturales, técnicas de casería, fabricación de utensilios con lo que ofrece el ambiente. Cambiar la geografía supone reconfigurar las costumbres y eso es siempre significa vulnerabilidad. Por tanto se posee el territorio tanto cuanto uno es pertenecido en él.

Cuando dos grupos se disputan los mismos recursos es por tres motivos básicos. Primero, por división. El crecimiento natural puede propiciar la disputa del poder, con ello divisiones violentas o separaciones pacíficas. Lo cual obliga a vivir a dos grupos especializados con las mismas vocaciones en un mismo espacio. En segundo lugar hablemos de la ampliación de las fronteras de los vecinos. La ocupación de la tierra y el afán de conquista es la historia de la humanidad. Así, dos grupos con tradiciones y vocaciones distintas se encuentran en los límites de sus fronteras dando inicio una disputa por el control o ampliación de la frontera. Finalmente están los casos de desastre, cuando un grupo se ve obligado a abandonar sus tierras y heredades por catástrofes. Sin recursos y sin propiedad, el grupo se desplaza en pos de un nuevo lugar para vivir o un espacio que conquistar.

La guerra en cuanto fenómeno no tiene demasiados misterios. Se usa como recurso de defensa o de conquista. La muerte se relativiza y los valores se ponen entre paréntesis. La conciencia de humanidad queda suspendida y vemos en el rostro de los enemigos un otro no humano. Una vez se cosifica a la alteridad el derroche de la sangre se ejercita con irracionalidad. En consecuencia, la guerra tiene una relación inmediata con la tierra. La pelea por las ideas es una mentira, las sociedad y grupos humanos buscan la ocupación y el control de un lugar. Obviamente, dominar o apropiarse de un espacio garantiza el control del discurso, pero la violencia se práctica no por el discurso, sino por la propiedad.


La endogamia ha sido un fenómeno común en nuestra historia y está muy relacionado al asunto que tratamos. Antiguamente, estar y formar familia ampliada entre los mismos era la garantía del cumplimiento de las normas y la prosecución de la sangre de la “tribu”. La conciencia de pueblo y nación es el resultado del progresivo crecimiento de la práctica de la endogamia. Por ejemplo: ¿Qué es Bolivia? Para la sociedad que la conforma, Bolivia es ante todo un grupo humano, constituido por los “bolivianos”. Con ese nombre identificamos a los nuestros y nos reconocemos respecto a otros. Este grupo está asociado para sostener su identidad y garantizar su sobrevivencia. Para ello habita un lugar en el mundo y lo posee, demuestra su dominio mediante la ocupación y por la demarcación de fronteras. Es curioso que haya cambiado tan poco desde los tiempos prehistóricos, o es que acaso ¿hay otras maneras de vivir en el mundo?