Conciencias de lo divino

El neolítico es una época crucial para nuestra especie y en buena medida se debe al fin de la última glaciación. Diez mil años antes de nuestra era todo ese manto blanco que cubría gran parte del hemisferio norte se desplazó hasta el polo. Aquello ocasionó que los animales herbívoros se movieran hacia nuevos pastos y tras ellos los cazadores que dependían de su carne, incluidos nosotros. Pero al mismo tiempo, un clima más benigno permitiría una comprensión cada vez más exacta de las estaciones y los ciclos pluviales. Comenzaríamos a domesticar las plantas y de ese modo tiene lugar el nacimiento de la agricultura. Los lugares donde más pronto se dio el fenómeno fueron el Oriente Medio, el lejano Oriente, el Sudeste asiático y África subsahariana. En nuestro continente la arqueología ha encontrado vestigios de agricultura al este de Norte América, al norte de América central, en la cuenca del Orinoco y en las costas del Pacífico sur. Todos estos asentamientos agrícolas tienen entre 10.000 y 3.000 años a.C.

Pareciera, por lógica, que representar a Dios como una madre viene de la mano con la agricultura; no obstante, podemos rastrear desde el paleolítico una gran importancia de lo femenino en la vida simbólica de las agrupaciones nómadas. Existen representaciones líticas de demuestran la gran relevancia de la mujer dentro de la comunidad, aunque no se puede afirmar categóricamente que tales imágenes sean la personificación de Dios. Además, desde esa misma época también se conservan pinturas y tallas con alguna referencia al pene y todo lo que representa. Es probable que nuestra comprensión primordial de Dios se pareciera al mundo tal y como se presenta, con dimensiones masculinas y femeninas a la vez. Es una dualidad encarnada en la historia del camino y así se mantuvo hasta la aparición del monoteísmo. La creencia en el dios único se inicia con la monolatría egipcia y queda consumada con la evolución del judaísmo. Ahora bien ¿cuánta de esta trayectoria comprensiva nos es constitutiva o referencial para el caso americano?

Nuestro continente, a pesar de ser llamado el Nuevo Mundo empezó a ser poblado casi al mismo tiempo que Europa. Durante unos 20.000 años tuvimos un larguísimo proceso de auto referencia. Los más antiguos caminantes trajeron consigo lo que hasta entonces se había concebido en el imaginario humano desde las llanuras asiáticas. Las siguientes 800 generaciones se tradujeron en miles de pueblos y culturas con una cosmovisión brotada de sus propias raíces gnoseologicas. Será sólo hasta 1492 cuando tendremos noticia del Cristo y del monoteísmo.

El fenómeno religioso resultante de la convergencia de dos matrices teológicas se desenvolvió trastocando la hegemonía de un discurso dominante y convirtiendo al cristianismo a nuestras categorías comprensivas de Dios. La familia de Nazaret se hizo parte de la comunidad americana en una lógica de espejos y reflejos. Son ellos, una madre adolescente, el marido artesano y un niño nacido en un establo, los protagonistas de la Buena Noticia para el mundo entero, pero particularmente para un continente sojuzgado. Jesús anuncia que la esperanza y salvación está en la periferia de la historia. Con los argumentos de los pobres y los oprimidos se ha de transformar el mundo, para pronunciar el nombre de Dios a partir de la solidaridad. El resucitado se hizo parte de la religiosidad americana, porque él Evangelio se parece mucho al Suma Qamaña (Vivir Bien) y porque la Ekklesia es exactamente lo mismo que el Ayllu.