Genealogía de las ONG's

Los fenómenos humanos responden a cada una de sus épocas. El feudalismo parece a todas luces una forma de organización primitiva e injusta. En Europa tuvo lugar inmediatamente después del desmoronamiento del Imperio Romano. Ante la desaparición de las instituciones de un estado fuerte, el poder se ejerce mediante el control y la tenencia de la tierra. El Señor feudal remplazaba al Estado repartiendo justicia, cobrando impuestos, otorgando protección y con frecuencia abusando de sus prerrogativas y de sus súbditos. En este proceso tuvo gran importancia la religión cristiana que tutelaba toda esta reingeniería de la realidad.

En América tuvimos transiciones parecidas al feudalismo. En la Colonia la corona española instituyó las llamadas “Encomiendas”. Un colono recibía determinada cantidad de tierra, la cual debía administrar como señor feudal (encomendero), con la diferencia que éste debía rendir cuentas de su gestión a las instituciones virreinales. Ante la desaparición del sofisticado aparato administrativo incaico, la corona subordina los cacicazgos indígenas bajo la tutela de terratenientes españoles. Durante la República el fenómeno fue similar, depuestas las instituciones peninsulares, los nuevos Estados necesitan cobrar impuestos y era imprescindible mantener el agro productivo. A pesar de estar en boga el espíritu ilustrado y el discurso de la igualdad ante la ley, se impone sobre el Estado el poder de los terratenientes. En ambos casos la religión juega un papel determinante en la legitimación del sistema.

El idea de una misión y sus misioneros no puede separarse del concepto de proselitismo. Los misioneros cristianos asumen la tarea de mostrarle la verdad al mundo. Literalmente están convencidos de su tarea de salvación. En la Edad Media aspiraban a reparar el caos y edificar los cimientos de la cuidad divina agustiniana y en América el fenómeno no es muy diferente. La indómita y pagana tierra americana debía ser salvada de sí misma para que, conociendo la “revelación” cristiana, transforme el caos en un nuevo orden. Caso paradigmático fueron sin duda las reducciones jesuíticas, las cuales se impusieron por encima de las encomiendas creando un paraestado indígena cristiano.

Con la efervescencia de la ilustración y el racionalismo, los nuevos Estados buscan desmantelar esa profunda dependencia con el poder religioso y las supersticiones del pueblo. La nueva verdad y la nueva salvación es la razón, la ciencia, el método y el derecho positivo. Ante ese panorama el misionero religioso es substituido por un nuevo tipo de profeta. Ya no se necesita gente que le enseñe a los paganos los argumentos de la fe, sino personas comprometidas con el progreso y voluntarias en la trasformación de sociedades primitivas y salvajes en verdaderas civilizaciones. Esta es la génesis de la Organizaciones No Gubernamentales que, al igual que en la época feudal o la colonia, su labor paraestatal está alineada a un discurso de poder y sus ideales sociedad.


La primera organización de este tipo fue la Cruz Roja, cuyo origen se remonta al siglo XIX. Luego fueron apareciendo muchas más, pero su boom fue posterior a la segunda guerra mundial. Justamente en un nuevo episodio de caos y descomposición histórica de la humanidad. No nos podemos engañar, las ONG's tienen una misión y sus misioneros aún responden antes al discurso del centro que el de la periferia. ¿Acaso su predica no se sostiene en los ideales de la modernidad y su labor no depende de sus financiadores?